Ser testigo de una crisis epiléptica puede ser realmente aterrador. Pero la mayoría de las crisis no son una emergencia. Se detienen por sí solas y no tienen efectos negativos permanentes.
No hay mucho que se pueda hacer para detener una convulsión una vez que comienza. Pero hay medidas sencillas que puedes tomar para proteger a alguien de cualquier daño durante una convulsión. Vale la pena conocer algunos primeros auxilios básicos y saber cuándo es el momento de llamar a nuestro servicio médico de cabecera.
Retira cualquier prenda que le apriete el cuello a la persona.
Hay que poner a la persona de lado para mantener las vías respiratorias abiertas.
No pongas nada en la boca de la persona. Un error común es pensar que la persona se tragará la lengua. Si intentas meter algo en la boca de alguien, corres el peligro de hacerle daño o de que te muerdan a ti.
Retira cualquier elemento punzante, como cristalería o muebles, de las inmediaciones de la persona.
Pide a los espectadores que dejen espacio suficiente a la persona.
No intentes retener o sujetar al individuo.
Es posible que se requiera medicación.
Manten vigilado al individuo hasta que llegue la ayuda de emergencia.
Las convulsiones más leves, como los ataques cortos de mirada fija o las sacudidas de brazos o piernas, no se consideran potencialmente mortales. Sin embargo, debes alejar al individuo con cuidado de cualquier peligro. Pueden estar en una condición similar al sonambulismo, en cuyo caso el tráfico o las escaleras son un riesgo. Toda actividad convulsiva debe ser comunicada a un clínico lo antes posible.
Si el individuo tiene problemas para respirar o para despertarse después de la convulsión, o si la convulsión dura más de 5 minutos, llame inmediatamente a nuestro servicio médico.