Acudir al médico cuando se tiene un resfriado o una gripe puede no ser la mejor idea, ya que se puede contagiar a otras personas e incluso poner en riesgo sus vidas. Sin embargo, en algunos casos, quedarse en casa, descansar, hidratarse y tomar medicamentos no es suficiente. En este caso, que un médico acuda a su casa será lo más seguro para usted y para los demás. Siga leyendo para saber cuándo llamar a nuestro médico de cabecera.
¿Cuándo debe acudir a un médico de cabecera para el resfriado común?
Fiebre
Si tiene fiebre causada por una gripe que mejora y luego empeora repentinamente, debería llamar a nuestro médico a domicilio. En caso de niños, debería llamar a un médico en cuanto la fiebre sea alta. Los bebés menores de 12 semanas deben ser examinados en cuanto su temperatura sea un poco más alta de lo normal.
Congestión
Un resfriado no suele ser motivo de preocupación, pero hay ocasiones en las que una congestión persistente o grave debe ser revisada por un médico. Incluso un simple resfriado que no mejora puede dar lugar a una infección secundaria, como un catarro, una sinusitis o una neumonía, y eso vale tanto para los adultos como para los niños. Póngase en contacto con nuestro médico de cabecera con el fin de evitar complicaciones.
Tos
En su mayoría la tos no es razón para preocuparse, pero hay veces que indican algo serio. Esto se aplica cuando la tos es persistente, no le deja respirar con facilidad, saca una mucosidad excesiva o anormal o empeora con el paso de los días.
Dolor de garganta
Aunque el dolor de garganta es común tanto en resfriados como la gripe, no debería ser tan grave como para interferir con su capacidad de beber, comer o dormir y debería mejorar con el descanso y el tratamiento en casa. En caso contrario, debería ser revisado por un médico, especialmente si va acompañado de fiebre o le dificulta la respiración mientras duerme.
Dolor de cabeza
Los dolores de cabeza que son severos y se extienden por la frente y detrás de los ojos son bastante comunes durante los resfriados y la gripe. En la mayoría de los casos, se resuelven por sí solos. Pero si persisten deben ser revisados por un médico, ya que podría tratarse de algo grave como una infección secundaria conocida como encefalitis en la que el virus de la gripe se infiltra en el cerebro y provoca una inflamación.