Cuando se pierde un ser querido, duele el alma y duele mucho más cuando no hemos podido acompañar a nuestro familiar y despedirnos. Duele no poder abrazarnos, no poder besarnos, no poder consolarnos. Pero recordar que ante su ausencia siguen siendo parte de nuestro ser, y que los llevamos con nosotros siempre, vayamos donde vayamos. Porque un ser querido nunca muere. Tal vez no vemos su cuerpo, pero su espíritu siempre estará con nosotros.
Desde Helicopteros Sanitarios, todos y cada uno de nosotros transmitimos desde nuestro corazón nuestro más sentido pésame a todos los que han perdido a un ser querido.
Nos queda la esperanza que ahora son ángeles y cuidarán de nosotros.
María José Cañete
Presidente de Helicopteros Sanitarios